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Absceso Retrobulbar

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Contenido médico revisado por Dr. Paco Simó, oftalmólogo veterinario de IVO. Última actualización: 3 Septiembre 2024

El absceso retrobulbar es una condición ocular seria que puede causar dolor extremo y pérdida de visión. Identificarlo a tiempo es crucial para un tratamiento efectivo y evitar complicaciones.

¿Qué es un absceso retrobulbar?

Un absceso retrobulbar es una acumulación de pus que se forma detrás del globo ocular, en la cavidad orbitaria. Esta afección es una de las enfermedades orbitarias más comunes en perros, pero también puede presentarse en otras especies como, gatos, caballos y otros animales. Debido a la anatomía particular de los perros, donde la órbita es incompleta y está parcialmente formada por huesos y tejidos blandos, estos abscesos pueden desarrollarse fácilmente y causar síntomas graves, incluyendo dolor intenso y protrusión del ojo (exoftalmos).

Síntomas de un absceso retrobulbar

Los síntomas de un absceso retrobulbar incluyen:

  • Exoftalmos: Protrusión del globo ocular hacia afuera, lo que le da al ojo una apariencia abultada.
  • Dolor al abrir la boca: Debido a la proximidad del absceso a los músculos masticadores, los perros suelen mostrar dolor al intentar abrir la boca.
  • Protrusión de la membrana nictitante: La membrana nictitante (tercer párpado) del perro se desplaza hacia arriba, cubriendo parcialmente el ojo.
  • Secreción ocular: Puede haber secreción purulenta o mucopurulenta proveniente del ojo afectado.
  • Fiebre: La presencia de una infección bacteriana subyacente puede causar fiebre.
  • Pérdida de la movilidad ocular: El movimiento del ojo afectado puede estar limitado debido a la inflamación.

Causas

El absceso retrobulbar suele ser causado por infecciones bacterianas que se desarrollan detrás del globo ocular. Las causas más comunes incluyen:

  • Infecciones dentales: Infecciones en los dientes, especialmente en los molares superiores, pueden extenderse a la cavidad orbital y causar un absceso.
  • Cuerpos extraños: Astillas de madera, fragmentos de plantas u otros objetos que penetran en la cavidad oral o a través de la conjuntiva pueden introducir bacterias y provocar la formación de un absceso.
  • Traumatismos: Lesiones en la boca o el ojo que permiten la entrada de bacterias en la cavidad orbital.
  • Infecciones nasales o sinusales: Las infecciones que se propagan desde la nariz o los senos paranasales pueden afectar la órbita y causar un absceso.

Pruebas Diagnósticas

El diagnóstico de un absceso retrobulbar en animales requiere una evaluación exhaustiva. Las pruebas incluyen:

  • Examen oral: Un examen minucioso de la boca es crucial, especialmente detrás del último premolar, para buscar signos de infección dental o masas que puedan indicar un absceso.
  • Ecografía orbitaria: Utilizada para identificar la presencia de un absceso y diferenciarlo de otras masas o quistes.
  • Tomografía computarizada (CT) o resonancia magnética (MRI): Estas técnicas de imagen avanzada pueden proporcionar una visión detallada de la cavidad orbital y confirmar la presencia y extensión del absceso.
  • Punción guiada por ecografía: En caso de sospecha de absceso, se puede realizar una punción para obtener muestras de pus, que luego se cultivan para identificar la bacteria responsable y realizar pruebas de sensibilidad a los antibióticos.

Tratamiento

El tratamiento del absceso retrobulbar se centra en el drenaje quirúrgico y el uso de antibióticos sistémicos. Los pasos incluyen:

  • Drenaje quirúrgico: Se realiza una incisión detrás del último molar en la boca del paciente para acceder al absceso y permitir que el pus drene hacia la cavidad oral. Es fundamental dejar la herida abierta para permitir un drenaje continuo.
  • Antibióticos: Los antibióticos sistémicos se administran para combatir la infección bacteriana. El tratamiento se ajusta en función de los resultados del cultivo y la sensibilidad.
  • Manejo del dolor: Se pueden administrar analgésicos para aliviar el dolor intenso que acompaña a los abscesos retrobulbares.

¿En qué animales es más frecuente un absceso retrobulbar?

El absceso retrobulbar es más común en perros, especialmente en aquellos que tienen tendencia a masticar objetos extraños o que presentan infecciones dentales. Los perros jóvenes y las razas con predisposición a enfermedades dentales son más susceptibles. Sin embargo, los gatos y caballos también pueden desarrollar abscesos retrobulbares, aunque con menor frecuencia. Es esencial que los propietarios de todas las especies estén atentos a los signos de esta afección y busquen atención veterinaria de inmediato.

¿Los abscesos retrobulbares se pueden prevenir?

La prevención de los abscesos retrobulbares se centra en mantener una buena higiene oral y evitar que los animales mastiquen objetos que puedan causar lesiones o introducir bacterias en la cavidad oral. Realizar exámenes dentales regulares y tratar rápidamente cualquier signo de infección dental o bucal es clave para reducir el riesgo de desarrollar un absceso retrobulbar. Ante cualquier síntoma de infección o inflamación alrededor de los ojos, la nariz o la boca, es crucial acudir rápidamente al veterinario.

En resumen, aunque el absceso retrobulbar es más común en perros, también puede presentarse en gatos, caballos y otras especies. Con un diagnóstico y tratamiento adecuados, es posible gestionar eficazmente esta afección, preservando la salud ocular y general de nuestras mascotas.

Un absceso retrobulbar en imágenes

Imagen del interior de la boca de un perro con un absceso retrobulbar, mostrando inflamación y enrojecimiento en el área detrás del último molar

Imagen 1.

Cavidad bucal con inflamación por detrás del último molar superior diagnosticado de absceso retrobulbar. El círculo muestra la inflamación.

Absceso retrobulbar drenado en la cavidad oral de un perro, con evidencia de pus y tejido inflamado, mostrando el impacto de la infección en la zona afectada.

Imagen 2.

Drenaje del absceso mostrado en la imagen 2. Se observa material purulento drenando de la zona afectada.

Vista cercana del ojo de un perro con un absceso retrobulbar, mostrando hinchazón, enrojecimiento, y secreción en el área alrededor del ojo afectado.

Imagen 3.

Ojo izquierdo de un perro diagnosticado en IVO con acceso retrobulbar. Ojo el día de la primera visita.

Ojo de un perro con un absceso retrobulbar post-tratamiento, mostrando el área afectada sin globo ocular, revelando el tejido orbitar.

Imagen 4.

Ojo izquierdo del mismo paciente 10 días después de la intervención quirúrgica donde se procedió al drenaje.

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