Hay que intentar en lo posible conservar la visión del ojo afectado por un tumor ocular. Para ello es muy importante un diagnostico temprano del mismo así como realizar el tratamiento más adecuado lo antes posible.
Los tumores del ojo pueden aparecer dentro del ojo: tumor intraocular, tumor uveal o melanoma ocular, detrás del ojo: tumor orbital, en la superficie del ojo (córnea, conjuntiva, esclera) o en el párpado: tumor palpebral.
Ver aquí fotos de tumor ocular en perro, gato y caballo.
Por lo general los tumores intraoculares son benignos, aparecen en un solo ojo, y afectan con más frecuencia a la úvea anterior.
Los tumores melanóticos benignos se denominan melanocitomas.
Se suele llamar melanoma ocular, o más específicamente melanoma maligno o melanosarcoma, a los tumores intraoculares que corren el riesgo de diseminarse por el resto del cuerpo.
El melanoma ocular es un cáncer poco común que se forma a partir de las células que producen la melanina, que es el pigmento que da su color a la piel y los ojos. Estas células están situadas en las distintas partes de la úvea: el iris, el cuerpo ciliar y la coroides.
El melanoma uveal suele aparecer en la parte anterior de la superficie del iris, y se extiende hacia al cuerpo ciliar y la coroides.
Los melanomas limbales se forman en la conjunción entre la córnea y la esclera, y suelen ser nódulos que se pueden extirpar con cirugía.
Los melanomas de coroides raramente se extienden al resto del cuerpo.
Muchos tumores se pueden extirpar quirúrgicamente. La extirpación de todo el globo ocular, o enucleación, se recomienda solo en algunos tumores malignos o cuando provocan perdida completa e irreversible de la visión, dolor o glaucoma secundario.
Los tumores oculares generalmente no causan ningún dolor, y en sus etapas iniciales no suelen dar síntomas.
Algunos síntomas se producen cuando el cáncer crece o se disemina a otras partes del cuerpo, incluyendo otros órganos.
Los síntomas que suelen aparecer en estos casos son:
Es muy importante derivar a un especialista cuando se ven “manchas” o cambios de coloración en los ojos de nuestros pacientes, ya que hay ciertas tipos de tumores que se resuelven con intervenciones y no hay que llegar a enuclear.
La mayor parte de los tumores se detectan en los exámenes rutinarios, dado su carácter generalmente asintomático.
Se suelen practicar las siguientes pruebas diagnósticas para confirmar la presencia de un tumor ocular:
Hay que intentar en lo posible conservar la visión del ojo afectado por una tumoración. Para ello es muy importante un diagnostico temprano del mismo así como realizar el tratamiento más adecuado lo antes posible.
El análisis oftalmológico completo confirmará la presencia del tumor.
Según su tipo, ubicación y grado de evolución, puede ser aconsejable extirparlo mediante una cirugía de excisión del tumor (ver caso Ona).
Tras la cirugía puede ser aconsejable la aplicación de láser en la zona para evitar que se reproduzca.
En cualquier caso, es aconsejable realizar revisiones periódicas para controlar la evolución y crecimiento del tumor, así como prevenir una eventual reaparición del mismo (recidiva).
La enucleación no es la única solución, ni la más adecuada en muchos casos de tumores oculares.
Aunque la mayoría de tumores intraoculares tienen un comportamiento benigno, tradicionalmente se optaba directamente por la enucleación o extirpación del globo ocular, dada la relativa facilidad que tienen los perros y gatos para adaptarse a la pérdida de visión en un solo ojo.
Hoy día el diagnóstico temprano y los avances en microcirugía ocular permiten tratar la mayoría de tumores oculares sin tener que enuclear.
La enucleación o extirpación del globo ocular solo sigue siendo aconsejable solo en los siguientes casos:
Cáncer ocular, tumor intraocular, tumor de córnea, melanoma ocular, tumor en el ojo, melanoma uveal, melanoma coroidal, tumor melanótico, melanocitoma limbal.
El diagnóstico temprano de la mancha que tenía Ona en el ojo permitió extirpar el tumor ocular y preservar el ojo. Ona ahora está contenta, y lo más importante es que tiene un ojo visual
Lucas es un perro de raza Golden Retriever que acudió a nuestra consulta debido a un tumor que había ido creciendo y le provocaba irritación. Una cirugía de mínima incisión permitió eliminar el tumor sin apenas cicatriz en el párpado.
El tumor palpebral en perros suele ser benigno y se puede curar de forma sencilla sin dejar cicatriz visible. Ante la presencia de cualquier anomalía en el párpado es aconsejable la visita al especialista cuanto antes.