Las gafas para perros pueden parecer solo un juego o una curiosidad para compartir en redes sociales. Pero en algunos casos su uso es muy recomendable.
Veamos en qué ocasiones son necesarias y cómo acostumbrarles a llevarlas.
No deberíamos preocuparnos por la exposición al sol de un perro sano, o no más de lo que lo hacemos nosotros mismos. Los perros, y los animales en general, siempre intentan girar la cabeza para no mirar directamente al sol. Por tanto los rayos ultravioletas no les producen lesiones por sí solos.
Pero sí pueden empeorar los síntomas de determinadas patologías oculares, o desencadenarlas si hay cierta predisposición, ya sea por su raza o por sus características familiares.
En esos casos, los beneficios de las gafas de sol sí compensarán claramente el esfuerzo de adiestrarlos para que las acepten.
Las gafas para perros son una buena medida de prevención para perros y gatos que padecen determinadas patologías oculares, o que están más predispuestos a padecerlas.
Entre estas enfermedades están especialmente algunas patologías de la córnea como las queratitis inmunomediadas, pero también la sequedad ocular, algunos tumores oculares y las cataratas. No se ha podido demostrar si los problemas de retina también pueden verse afectados, pero se considera que sí.
El caso más claro de problema que empeora con las radiaciones ultravioletas, y que resulta muy difícil de tratar y de controlar en determinadas condiciones ambientales, es el pannus, una queratitis superficial crónica propia de perros pastores como el pastor alemán.
También algunos casos de tumores, como los carcinomas de células escamosas, los melanomas y los hemangiomas pueden empeorar por las radiaciones ultravioletas, e incluso aparecer como consecuencia de una excesiva exposición al sol. Los gatos de color más claro, o blancos, están más predispuestos a desarrollar este tipo de tumores relacionados con los rayos UV.
Tanto el sol como el viento pueden hacer aparecer, o empeorar, el síndrome de ojo seco en perros más predispuestos, como son los de ojos saltones o braquicefálicos: bulldog francés, inglés o carlino.
Las alergias oculares también tienden a empeorar con el viento y el sol.
En situaciones de alta exposición a los rayos solares, las gafas para perros son una medida de prevención tan buena como para las personas, especialmente en perros con patologías oculares como el pannus, ojo seco, o animales de piel más clara.
Hay que tener en cuenta que no solo se trata de protegerlos en la playa, sino también en la montaña, ya que el efecto de la nieve, igual que el del mar, es el de potenciar las radiaciones ultravioletas. Y que a mayor altitud más radiación, y por tanto, más riesgo de que empeore un problema ocular relacionado con la exposición al sol.
Bea Gazeau, adiestradora canina e impulsora del proyecto Dakota’s Summits, nos muestra paso a paso en un video cómo habituar a un perro a llevar gafas. Lo hace con Dako, un pastor blanco suizo con el que comparte su pasión por la alta montaña.
El proceso será más o menos lento y espaciado en el tiempo según cómo responda el perro. Es recomendable seguir estas tres etapas fundamentales para avanzar:
Enseñarle las gafas, premiar por verlas, por olisquearlas, …
Apoyarle las gafas en el morro unos segundos (estando en el exterior, para que compruebe que sigue viendo) y premiar antes de que intente apartarlas. Iremos repitiendo el proceso hasta que las aguante cada vez más, y hasta que tolere llevarlas puestas y correctamente atadas.
Para cerciorarnos que las acepta y tolera, le diremos algunas ordenes que conozca como «Siéntate», «túmbate», etc y de éste modo sabremos si a nivel emocional se encuentra o no inhibido (bloqueado). Si responde a las ordenes, es buena señal, de lo contrario, deberemos retroceder un poco y hacer más hincapié en poner y quitar las gafas premiando y positivizando la adaptación de las mismas durante más tiempo. (Recordad que a unos les costará más y a otros menos el proceso de adaptación, todo depende del perro que tengamos delante).
Lanzarle un premio con las gafas puestas e intentar que lo busque. Si responde bien, empezar a caminar con ellas. Este proceso se irá repitiendo, y poco a poco incorporaremos las gafas a su rutina.
Muy importante: ir premiando, y siempre, siempre quitarle las gafas antes de que se canse de ellas e intente hacerlo por sí solo.
Si empieza a rascar e intentar quitárselas es que hemos ido demasiado rápido, y entonces tenemos un problema, tanto si no lo consigue (se pondrá nervioso) como si llega a quitárselas (reforzará la conducta de quitarlas).
En situaciones de alta exposición a los rayos solares, las gafas para perros son una medida de prevención tan buena como para las personas. Por ejemplo, en la playa, el mar, o la alta montaña.
En perros y gatos que padecen determinadas patologías oculares, o que están más predispuestos a padecerlas, son especialmente recomendables. En algunos casos facilitan mucho el tratamiento.
Las patologías que se ven más afectadas por el sol son:
Acostumbrar a un perro a usar las gafas no es sencillo, pero se puede conseguir. Bea nos muestra paso a paso el proceso con Dakota, un perro pastor blanco suizo al que le encanta la alta montaña: