El ojo rojo en perros, gatos y otros animales puede ser síntoma de distintas enfermedades oculares. Repasamos cuáles son y qué podemos hacer cuando aparece este problema.
Llamamos ojo rojo al enrojecimiento de la parte blanca del ojo que se produce al inflamarse los pequeños vasos sanguíneos que contiene. Puede ser de distintos tipos, y responder a causas muy variadas:
En algunos casos el ojo rojo puede mejorar por sí mismo al cabo de unas horas, o con una simple limpieza ocular, pero en otros deberemos acudir al veterinario con mayor o menor urgencia.
La primera medida a tomar será la limpieza cuidadosa del ojo y la retirada de impurezas o pequeños objetos que pudieran haber entrado en la zona ocular (detallamos más adelante cómo).
Si el perro o gato nos impide revisar su ojo, o si los síntomas persisten unas horas, es recomendable acudir al veterinario para determinar cuál puede ser la causa e iniciar el tratamiento más adecuado.
Si el ojo rojo va acompañado de los siguientes síntomas, es urgente una visita al oftalmólogo veterinario para evitar pérdida de visión:
– dolor (ojo cerrado, se toca con la pata, no quiere moverse …)
– imposibilidad de mantener el ojo abierto
– interior del ojo azulado o opaco
La limpieza ocular hecha con cuidado nunca puede empeorar los síntomas, y en cambio en la mayoría de casos los aliviará, e incluso puede hacer innecesaria la visita al especialista.
La limpieza puede hacerse con productos de farmacia preparados específicamente para la higiene ocular, pero también con infusiones de manzanilla o de tomillo, o simplemente con agua embotellada.
Utilizar agua del grifo para la limpieza ocular puede dar algo más de molestia o de irritación, pero no está desaconsejado.
Si hay legañas muy secas o pegadas, es aconsejable utilizar agua caliente para ayudar a despegarlas sin causar dolor.
Durante la limpieza ocular es importante observar si hay algún objeto extraño en el ojo que haya podido causar la inflamación.
Si se trata de un objeto punzante o que está clavado en el ojo, lo más aconsejable es acudir cuanto antes al oftalmólogo veterinario, ya que éste contará con el instrumental más adecuado para extraerlo sin riesgos para la córnea.
Si se trata de una pequeña rama, pestaña o pequeño objeto que no esté clavado en la córnea, podemos intentar extraerlo en casa si el perro o gato nos lo permite.
Una vez extraído, limpiaremos bien el ojo y observaremos si se produce una mejora de los síntomas en las siguientes horas.
Si no mejoran los síntomas es recomendable una revisión por parte del especialista para descartar que se haya producido una herida o úlcera corneal, ya que ésta podría provocar pérdida de visión si no se cura adecuadamente.
Las legañas o secreciones blanquecinas son signo de inflamación.
Si son amarillentas o verdosas indican en una gran mayoría de casos la presencia de una infección, que puede ser de distintos tipos.
En estos casos las causas más frecuentes son conjuntivitis, inflamación de párpados por infección o herida ocular infectada.
Un caso particular de inflamación es la causada por la procesionaria del pino, que requiere de una revisión en el especialista cuanto antes porque suele acompañarse de úlceras oculares y uveitis, con pérdida de visión si no se tratan a tiempo.
La conjuntivitis es una de las afecciones oculares más comunes en perros y gatos. Se trata de la inflamación de la conjuntiva, una membrana transparente que rodea el ojo y lo protege.
Las causas de conjuntivitis en animales pueden ser alérgicas, bacterianas (más común en perros) y víricas (más frecuente en gatos). Los caballos suelen padecer por igual los tres tipos de conjuntivitis.
Otra causa más compleja de ojo rojo, que también puede dar conjuntivitis, es el déficit o la falta de lágrima, el llamado ojo seco.
Este problema es más frecuente en perros de ojos saltones o braquicefálicos, a los que se resecan más los ojos después de un paseo, o ante determinadas condiciones ambientales o meteorológicas.
El ojo seco es una patología compleja que requiere de un seguimiento continuo. En casos graves pueden aparecer úlceras y opacidades corneales que pueden llegar a provocar déficit visual importante.
Los tratamientos son distintos en cada tipo de conjuntivitis (alérgicas, bacterianas o víricas), por lo que no es aconsejable suministrar ningún producto que no sea para limpiar o hidratar hasta que se determine las causas, ya que podríamos estar retrasando la curación sin aliviar los síntomas.
En estos casos es importante acudir al oftalmólogo de forma urgente para revisar la presión intraocular o la presencia de una inflamación en la parte interna del ojo, ya que podemos estar ante patologías más graves como uveítis o glaucoma.
Algunos casos de glaucoma en perro se pueden tratar con medicación, otros requieren cirugía, y otros, como en el caso de Deisy, soluciones distintas en uno y otro ojo.
Una compleja intervención a tiempo permitió que Fiona recuperar totalmente la visión tras una perforación corneal.
Pedrito es un Bulldog Francés de 7 años que acudió de urgencias al IVO con úlcera corneal y mucho dolor. Como suele ocurrir entre los perros de razas braquicefálicas, una pequeña herida en el ojo se había infectado y tenía riesgo de perforación.