Además de los colores que son capaces de percibir los animales, otros de los factores que también determinan su función visual, y también la de los seres humanos, son el campo visual y la agudeza (habilidad para enfocar los objetos), factores que se procesan en el cerebro para dar lugar a la visión.
Así pues, por agudeza visual se entiende la facultad del ojo que, junto con el cerebro, es capaz de percibir la forma de los objetos a una distancia determinada. La agudeza visual que poseen los animales tiene menor poder de acomodación (ven con menos detalle) que la de las personas, pero la mayoría de animales tienen mejor visión nocturna, especialmente los gatos. Esto se explica en parte, por la existencia de una zona en la retina que refleja más la luz cuando ésta es tenue (tapetum lucidum) y permite a los animales desenvolverse mejor en la oscuridad.
Por ejemplo, los felinos, además de un excelente oído y olfato, disponen de una visión muy aguda que les permite ver un ratón a 75 m. de distancia. En el caso de los perros están muy bien capacitados para calcular las distancias y detectar el movimiento, pudiendo ver en la oscuridad 4 o 5 veces mejor que un ser humano. Las aves rapaces, por el contrario, tienen una enorme agudeza visual a pesar de tener ojos muy pequeños, compensado por su capacidad para girar la cabeza prácticamente 180 grados a cada lado. Un ejemplo: las águilas pueden divisar una liebre a más de 3km de distancia. Félix Rodríguez de la Fuente, experto de las aves rapaces, afirmaba que, si no fuera por la curvatura de la Tierra, un halcón sacre podría ver una hubara (especie de ave muy común en las Islas Canarias) posada en el desierto a más de 10 km.
En cuanto al campo visual o visión periférica, es el espacio que el ojo puede percibir, la zona que puede ser vista sin mover los ojos. Los animales tienen una mayor visión periférica (campo visual más amplio) que las personas, lo que les permite ver mejor el entorno que les rodea. Sin embargo su visión binocular (la que es percibida por los dos ojos a la vez) es más reducida.
Por ejemplo, una persona con una visión periférica normal, mirando hacia el frente, es capaz de ver objetos en una amplitud de 180 grados en el plano horizontal mientras que los gatos tienen un campo visual de 200 grados. El campo visual del perro oscila entre 250 y 270 grados dependiendo de la raza, mientras que el de los caballos abarca alrededor de 340 grados, casi una circunferencia total.
El campo visual depende de la posición de los ojos de cada animal, y ésta, a su vez, vendrá determinado por la función que desempeñen en el medio natural. Por ejemplo los animales herbívoros tienen sus ojos situados en la zona lateral de la cabeza, lo que permite que su visión periférica sea muy buena y puedan vigilar y detectar mejor a los depredadores. Es el caso de los caballos, conejos, vacas, etc. En cambio, en el caso de los depredadores, como los leones o los zorros, los ojos los tienen situado en la parte delantera de la cabeza para visualizar mejor a sus presas.
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