Tina Lizandra padecía un síndrome de ojo seco doloroso que no respondía a tratamiento médico. La cirugía de ojo seco (transposición del conducto de Stenon) eliminó el dolor y las molestias en ambos ojos.
Tina es una Whippet de 6 años que acudió a nuestra consulta con escozor en los ojos por falta de lágrima. Habían probado varios tratamientos médicos sin éxito. El problema había empeorado hasta el punto de que, para que no se rascara los ojos, la propietaria tenía que ponerle el collar isabelino cuando la dejaba sola.
El test de Schimmer permitió constatar que la producción de lágrima era de 0mm/min en ambos ojos.
La tinción de fluoresceína y rosa de bengala evidenció una sequedad corneal que afectaba a la totalidad de las dos córneas.
El resto de la exploración resultó normal.
El tratamiento médico que se había probado con anterioridad no daba resultado, por lo que las molestias iban en aumento.
Se instauró un tratamiento médico tópico diferente con éxito, pero a los meses Tina desarrolló una intolerancia.
Seis meses más tarde, se le colocaron implantes de inmunomoduladores. Se trata de unas sustancias que modifican la capacidad del sistema inmune para ejercer sus funciones (en este caso, con el objetivo de aumentar la producción de lágrima). Los primeros meses la sintomatología mejoró significativamente, pero volvió a empeorar al poco tiempo.
Pese a todos los contratiempos, los propietarios de Tina no cesaron en su intento de mejorar la situación de la pequeña paciente y accedieron a realizar el tratamiento con células madre. Pero una vez más mejoró en los primeros días, recayendo a las pocas semanas.
Durante todos estos procesos los propietarios de Tina no podían dejar de medicarla. La situación resultaba estresante tanto para la paciente como para sus propietarios.
Transcurrido un año desde la primera vez que acudió a nuestra consulta, y tras probar las distintas alternativas sin éxito, se decidió abordar la cirugía. El Dr. Simó practicó a Tina una cirugía bilateral de transposición del conducto de Stenon.
A falta de lágrima, y de la posibilidad de impulsar su producción y conservación con tratamientos médicos, se recurre a la cirugía de ojo seco llamada transposición del conducto de Stenon, o parotídeo. El objetivo es conseguir lubricar el ojo con la saliva del propio animal.
Para ello se transporta mediante microcirugía el conducto de la glándula salival hasta la conjuntiva bulbar del ojo. Una vez ahí se sutura, dejándolo de manera fija. Así el ojo seco queda lubricado por la saliva parotídea y puede comportarse como sustituto de de la lágrima de forma satisfactoria.
La saliva y la lágrima no tienen las mismas propiedades, por lo que los pacientes pueden acabar desarrollando depósitos corneales.
Por este motivo, la cirugía no es el tratamiento de primera elección en todos los casos. Aun así, en casos tan severos como el de Tina, se trata de una cirugía muy agradecida.
Ha pasado ya más de un año desde la cirugía de ojo seco de Tina y ya no hay sequedad ocular. Y lo más importante para Tina y su propietaria es que no hay signos de dolor ni de molestia en esos ojos.
Cuando la superficie ocular no tiene una buena lubricación, la córnea o la conjuntiva se resecan y producen una combinación de síntomas que denominamos síndrome de ojo seco o queratoconjuntivitis seca. Puede tratarse de molestias, escozor, ojo rojo, secreciones, parpadeo frecuente, necesidad de rascar. En casos severos como el de Tina, puede provocar dolor e impedir abrir los ojos.
En casos graves pueden aparecer úlceras y opacidades corneales, que pueden llegar a provocar déficit visual importante.
Los tratamientos médicos actuales permiten el control y alivio de los síntomas en la gran mayoría de los pacientes (lágrima artificial con o sin conservantes, inmunomoduladores tópicos o en implantes, antinflamatorios, antibióticos, suero autólogo, células madre, …). Algunos animales que no toleran o no responden bien a un tipo de tratamiento médico pueden responder mucho mejor a otro.
Sin embargo, en casos severos como el de Tina, el tratamiento quirúrgico puede ser la única solución. Entre ellos, la oclusión de puntos lagrimales o la cirugía de transposición del conducto bilateral. No es el tratamiento de primera elección porque puede generar depósitos corneales. Pero en casos severos como el de Tina, es una cirugía muy agradecida.
En cualquier caso, el síndrome de ojo seco es una patología compleja que requiere de un seguimiento continuo prácticamente de por vida.