Los cuerpos extraños corneales en perros son una urgencia oftalmológica que puede causar dolor intenso y daño ocular. La intervención temprana es fundamental para prevenir complicaciones y preservar la visión.
Duna es una perrita mestiza de 1 año de edad que acudió a IVO Ibiza, derivada por su veterinario, debido a un cuerpo extraño corneal.
Esa mañana, se dieron cuenta de que Duna llevaba su ojo izquierdo cerrado (blefarospasmo, cierre involuntario del ojo debido al dolor). Al examinarla le encontraron algo clavado en el ojo.
Debido al dolor que padecía Duna, no fue posible realizar una exploración completa en consulta y se comentó con los propietarios que sería necesario valorar bien a Duna en quirófano, bajo anestesia general, para poder extraer el cuerpo extraño del globo ocular y poder valorar si había dañado no sólo la córnea, sino otras estructuras internas del ojo.
Una vez en quirófano, se extrajo el cuerpo extraño con sumo cuidado para evitar daños en el iris y sangrado en el ojo, y se hicieron lavados de la cámara anterior del ojo para evitar infecciones secundarias. Además, pudimos valorar la integridad de la lente intraocular (cristalino), importantísimo para el pronóstico de su visión, puesto que si la lente está dañada puede requerir cirugía de lente intraocular (facoemulsificación) para evitar la pérdida de visión e incluso el globo ocular.
La imagen 1 fue tomada con el microscopio quirúrgico. Este equipo es esencial para la extracción precisa y para evaluar la integridad del cristalino.
La imagen 2 muestra a Duna en quirófano donde se aprecia como ha penetrado una espina de origen vegetal la totalidad de la córnea.
En la imagen 3 se observa que el ojo de Duna, una semana después de la cirugía, muestra una lesión en el iris causada por el cuerpo extraño, pero no presenta signos de inflamación o infección ocular.
Los cuerpos extraños corneales suelen ser de origen vegetal (espinas, cactus, algas, ramas, etc.), incrementando el riesgo de infección secundaria. Los perros jóvenes y de trabajo tienen hasta seis veces más probabilidades de padecer un cuerpo extraño corneal debido a su actividad (pastores, cazadores, perros policía…). Sin embargo, esto también puede ocurrirles a nuestras mascotas durante un paseo por el campo o la playa, o al intentar sacar una pelota de un arbusto
Los signos que puede mostrar nuestra mascota son muy variables, desde hiperemia conjuntival (enrojecimiento del ojo), lagrimeo excesivo, fotofobia (rechazo a la luz), blefarospasmo (ojos cerrados) e incluso apatía.
Cuando sospechamos de un cuerpo extraño, es fundamental una exploración oftalmológica completa para poder cerciorarnos de que el objeto, o sus fragmentos, no se encuentran dentro del globo ocular y que no hayan dañado otras estructuras internas del ojo. En ocasiones, es necesario el uso de sedantes o anestesia general para poder valorar bien los daños intraoculares, puesto que el 45% de los cuerpos extraños que han perforado la totalidad de la córnea, generan daños en la lente, pudiendo comprometer el globo ocular.
No todos los cuerpos extraños son puntiagudos como el de Duna. También pueden ser ovalados o romos, quedándose adheridos a las capas más superficiales de la córnea y pudiendo penetrar o migrar con el paso del tiempo, por eso es importante la valoración oftalmológica siempre que se sospeche de un cuerpo extraño.
Es importante tener en cuenta la cantidad y calidad de lágrima de nuestras mascotas, puesto que déficits en ellas pueden aumentar el riesgo de padecer cuerpos extraños corneales.
A continuación, compartimos dos imágenes de Duna, proporcionadas por su tutora.
Descubre cómo el equipo de IVO abordó el desafío ocular de Nina, una Bichón Maltés, con un tratamiento especializado para la perforación corneal en mascotas. Conoce cómo nuestro enfoque integral y personalizado garantiza la salud ocular de nuestras mascotas.
Es muy importante saber a qué profundidad está situado el cuerpo extraño para planificar su extracción. El pronóstico suele ser bueno, siempre que se intervenga lo más rápido posible.
Nala, un Labradoodle de 3 años, superó un absceso retrobulbar gracias a una intervención oportuna y tratamiento postoperatorio. Su visión y salud ocular fueron restauradas.