La luxación anterior del cristalino en perros es una condición que requiere diagnóstico y tratamiento quirúrgico urgente para evitar complicaciones graves, como dolor, glaucoma y ceguera.
Lola, una ratonera mallorquina de 10 años, llegó a la clínica IVO Ibiza en septiembre, después de que su tutora notara una luxación anterior del cristalino en su ojo derecho. Lola es una paciente muy especial para nosotras en la clínica. Rescatada por su tutora, ha logrado superar todos sus traumas anteriores. Hoy en día, es una perrita feliz, adorable y muy paciente durante las consultas.
Anteriormente, Lola había sido diagnosticada con una luxación posterior del cristalino por su veterinario. Sin embargo, al llegar a casa, su tutora notó que el cristalino se había desplazado hacia la parte anterior del ojo y decidió acudir a nosotros para una valoración más detallada.
Tras una exploración oftalmológica exhaustiva, confirmamos que Lola presentaba una luxación anterior del cristalino en su ojo derecho. Además, detectamos una predisposición a que el mismo problema se repitiera en el ojo izquierdo. Por lo tanto, recomendamos realizar una cirugía en el ojo derecho lo antes posible para prevenir complicaciones adicionales.
En la imagen inferior, vemos a Lola en su primera consulta oftalmológica en IVO Ibiza. En esta imagen, se puede observar claramente el cristalino desplazado hacia la parte delantera del ojo, por delante del iris. (Es esa esfera similar a una bola de cristal que se encuentra dentro del ojo).
En esta imagen podemos ver el ojo izquierdo de Lola el primer día de visita. Se aprecia una catarata inmadura.
Tanto la luxación anterior como la posterior del cristalino requieren tratamiento quirúrgico. Sin embargo, la luxación anterior es más urgente, ya que el cristalino desplazado hacia la cámara anterior del ojo puede causar complicaciones severas.
Existen diversas opciones quirúrgicas para tratar esta condición. En el caso de Lola, se empleó la técnica de extracción intracapsular del cristalino asistida por facoemulsificación. Esta técnica permite realizar la cirugía mediante una pequeña incisión de tan solo 2,2 mm, en lugar de las incisiones tradicionales de entre 15 y 18 mm. Aunque esta técnica es más compleja, ofrece una mejor recuperación para el paciente, así como un menor riesgo de inflamación e infección intraocular.
En la imagen inferior se puede ver a Lola una semana después de la cirugía. Se observa un ligero edema corneal, esa tonalidad azulada, resultado del contacto del cristalino con la córnea. También se pueden apreciar vasos sanguíneos en la córnea, los cuales han ido desapareciendo progresivamente.
En la foto inferior, Lola un mes después de la cirugía intraocular. Apenas tiene edema de córnea y los vasos sanguíneos han desaparecido.
Lola dos meses después de la cirugía completamente recuperada. La línea azulada sobre las 11, es la cicatriz por donde se ha extraído el cristalino (es muy pequeña en comparación con el cristalino).
Lola es una perrita afortunada, ya que su tutora detectó el problema a tiempo, lo que permitió intervenir antes de que hubiera complicaciones mayores. Gracias a ello, Lola ha recuperado la visión sin problemas. Actualmente, lleva una vida completamente normal, y solo es necesario realizar controles periódicos del otro ojo para asegurarnos de que todo continúa en perfecto estado.
Frente a una presión intraocular incontrolable, en el IVO procuramos salvar el ojo hasta el último momento con cirugías conservadoras como el láser y la prótesis ocular. Éste fue el caso de Lua.
La luxación del cristalino debe tratarse cuanto antes, especialmente si el cristalino desplazado provoca dolor o si compromete la visión al causar un aumento de presión intraocular.
Río acudió al IVO por una luxación de cristalino, pero tras las pruebas diagnósticas pudimos comprobar que no solo era éste el problema que causaba la pérdida de visión y el miedo con el que entró en consulta.