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Procesionaria del pino y lesiones oculares en animales

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Contenido médico revisado por Dr. Paco Simó, oftalmólogo veterinario de IVO. Última actualización: 13 Marzo 2025
Primer plano de varias orugas de procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) con sus característicos pelos urticantes. Esta especie puede causar graves lesiones oculares en animales.
La procesionaria del pino es peligrosa para los animales debido a sus pelos urticantes, que pueden provocar inflamación ocular severa y otros problemas de salud.

La procesionaria del pino puede causar graves lesiones oculares en animales. Descubre cómo prevenir, detectar y tratar esta peligrosa afección oftalmológica.

¿Qué es la procesionaria del pino?

La procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) es una oruga que se encuentra en los bosques de pinos y cedros de muchas regiones de Europa y otras partes del mundo. Su nombre proviene del comportamiento característico de desplazarse en fila, formando una «procesión» en busca de un lugar adecuado para enterrarse y completar su ciclo de desarrollo.

Estas orugas están cubiertas de pelos urticantes que contienen una toxina llamada thaumatopina, la cual puede causar graves reacciones inflamatorias en los animales que entran en contacto con ellas. Aunque pueden afectar diversas partes del cuerpo, el área ocular es especialmente vulnerable debido a la sensibilidad del tejido ocular y la tendencia de los perros y otros animales a explorar su entorno con el hocico.

Síntomas de contacto ocular en animales con la procesionaria del pino

El contacto con los pelos urticantes de la procesionaria puede provocar una serie de síntomas oculares en los animales, especialmente en los perros, quienes suelen ser los más afectados debido a su curiosidad y tendencia a olfatear y morder objetos extraños. Entre los síntomas más frecuentes a nivel ocular se incluyen:

  • Blefarospasmo (cierre involuntario del ojo debido a dolor intenso).
  • Inflamación de los párpados y conjuntiva (blefaritis y conjuntivitis grave).
  • Lagrimeo excesivo (epífora).
  • Quemosis (inflamación severa de la conjuntiva con apariencia gelatinosa).
  • Úlceras corneales debido a la acción irritante de los pelos urticantes en la córnea.
  • Queratitis (inflamación de la córnea, con riesgo de opacificación y pérdida de visión).
  • Descarga ocular purulenta, especialmente si hay infección secundaria.
  • Edema y necrosis de los tejidos circundantes en casos severos, lo que puede llevar a la pérdida parcial del tejido afectado.
  • Uveítis (inflamación de algunas estructuras intraoculares).

En casos graves, si el contacto con la oruga es prolongado o los pelos alcanzan el interior del ojo, el daño ocular puede ser irreversible, comprometiendo la visión del animal.

Otras manifestaciones clínicas

Además del daño ocular, el contacto con la procesionaria puede provocar otros síntomas sistémicos, tales como:

  • Reacciones alérgicas severas, incluyendo shock anafiláctico en casos extremos.
  • Necrosis de la lengua y mucosas orales, especialmente en perros que intentan morder la oruga.
  • Edema facial severo y dificultad para respirar si los pelos afectan la laringe.

En la imagen 1, se observa ojo derecho de un perro Beagle de 2 años con queratouveítis (inflamación de la córnea y la úvea), además de conjuntivitis, debido a una reacción alérgica por contacto con la procesionaria del pino. Se observa una pequeña úlcera en el limbo, teñida con fluoresceína (indicada en el círculo rojo).

Ojo derecho de un perro Beagle de 2 años con queratouveítis y conjuntivitis causadas por contacto con la procesionaria del pino. Se observa una úlcera en el limbo teñida con fluoresceína.

Imagen 1

En las imágenes 2 y 3, ojos derecho e izquierdo de una perra Cocker de 7 años con  queratoconjuntivitis (inflamación de la córnea y la conjuntiva), además de uveítis (inflamación intraocular), causada por la procesionaria del pino. Se aprecia enrojecimiento, hinchazón y molestias en ambos ojos.

Ojo derecho de una perra Cocker de 7 años con queratoconjuntivitis y uveítis provocadas por la procesionaria del pino. Se observa enrojecimiento, hinchazón y molestias.

Imagen 2

Ojo izquierdo de una perra Cocker de 7 años con queratoconjuntivitis y uveítis causadas por la procesionaria del pino. Se observa inflamación, enrojecimiento y opacidad corneal.

Imagen 3

En la imagen 4, ojo derecho de un perro Beagle de 2 años con queratouveítis (inflamación de la córnea y la úvea), junto con conjuntivitis, por contacto con la  procesionaria del pino. Presenta una pequeña úlcera en el limbo, teñida con fluoresceína (indicada en el círculo rojo).

Ojo derecho de un perro Beagle de 2 años con queratouveítis y conjuntivitis tras contacto con la procesionaria del pino. Se observa úlcera, resaltada en un círculo rojo.

Imagen 4

Imagen 5, ojo derecho de una perra mestiza con conjuntivitis y queratouveítis (inflamación de la córnea y la úvea) como reacción alérgica tras el contacto con la procesionaria del pino. Se observa una úlcera profunda (indicada en el círculo rojo), con signos de infección.

Ojo derecho de una perra mestiza con conjuntivitis y queratouveítis tras contacto con la procesionaria del pino. Se observa una úlcera profunda con signos de infección, resaltada en rojo.

Imagen 5

Finalmente, en la imagen 6 ojo izquierdo de una perra Beagle de 4 meses con inflamación severa de la córnea y la conjuntiva, además de uveítis (inflamación intraocular), provocada por la procesionaria del pino.

Ojo izquierdo de una perra Beagle de 4 meses con inflamación severa de la córnea y conjuntiva, además de uveítis, causada por contacto con la procesionaria del pino.

Imagen 6

Causas y factores de riesgo

La exposición a la procesionaria del pino ocurre principalmente en primavera, cuando las orugas descienden de los árboles para completar su ciclo biológico en el suelo. Los factores de riesgo más importantes incluyen:

  • Presencia de pinos y cedros en el entorno del animal.
  • Época del año: Los meses de febrero a abril son los más peligrosos debido a la fase terrestre de la oruga.
  • Curiosidad y comportamiento exploratorio, especialmente en perros jóvenes.
  • El viento y manipulación accidental pueden dispersar los pelos urticantes en el ambiente.

Si un animal ha estado en contacto con procesionarias en su entorno y presenta síntomas oculares severos, es fundamental realizar un diagnóstico preciso para evitar complicaciones.

Diagnóstico

El diagnóstico de una lesión ocular por procesionaria del pino se basa en:

  • Historial de exposición: Si el animal ha estado en una zona con pinos y presenta síntomas súbitos de inflamación ocular, se debe sospechar de esta causa.
  • Examen oftalmológico: Se observarán signos de inflamación intensa, secreción ocular y posible presencia de pelos urticantes en la superficie ocular.
  • Tinción con fluoresceína: Para detectar úlceras corneales.
  • Citología ocular: Puede mostrar una inflamación severa con presencia de eosinófilos y material urticante.

En casos de reacción sistémica grave, puede ser necesario realizar análisis de sangre y evaluación de otros órganos afectados.

Tratamiento

El tratamiento debe iniciarse de inmediato para minimizar el daño ocular y sistémico. Las principales medidas incluyen:

  1. Lavado ocular abundante con suero fisiológico o solución salina estéril para eliminar posibles restos urticantes.
  2. Control del dolor y la inflamación mediante antiinflamatorios tópicos (colirios) y sistémicos. En algunos casos, pueden utilizarse corticosteroides bajo supervisión veterinaria.
  3. Antihistamínicos o corticoides sistémicos en caso de reacción alérgica.
  4. Antibióticos tópicos o sistémicos, si hay riesgo de infección secundaria debido a úlceras corneales o lesiones en los párpados.
  5. Protección ocular con colirios lubricantes y/o antiinflamatorios para evitar daños mayores.
  6. Soporte general en caso de afectación oral o sistémica grave (fluido terapia, analgésicos, oxigenoterapia si es necesario).

En casos avanzados, puede ser necesaria la cirugía para tratar úlceras corneales profundas o lesiones graves en los tejidos circundantes.

¿En qué animales es más frecuente?

El perro es el animal más comúnmente afectado por la procesionaria del pino debido a su comportamiento exploratorio y su tendencia a investigar objetos en el suelo con la nariz y la boca. Sin embargo, los gatos, caballos y otros animales también pueden verse afectados, aunque con menor frecuencia.

En los caballos, la inflamación ocular puede ser severa, y al ser animales que viven en espacios abiertos, pueden inhalar los pelos urticantes, lo que agrava la respuesta inflamatoria. En gatos, el contacto suele ser más raro debido a su naturaleza menos exploratoria en exteriores, aunque si se ven afectados, las lesiones pueden ser graves debido a la intensa respuesta inflamatoria felina.

¿Se puede prevenir?

La prevención es clave para evitar el contacto de los animales con la procesionaria del pino. Algunas medidas recomendadas incluyen:

  • Evitar paseos en zonas con pinos durante los meses de riesgo (final del invierno y primavera).
  • Vigilancia activa de la presencia de procesionarias en los parques, jardines y bosques cercanos.
  • Podas preventivas de pinos infestados en colaboración con servicios forestales.
  • Eliminación de nidos realizada por profesionales especializados.
  • Uso de bozales o control con correa en zonas de riesgo para evitar que los perros intenten morder las orugas.
  • Lavado inmediato si se sospecha contacto con la procesionaria.

En zonas de alta incidencia, los propietarios deben estar atentos a los síntomas y actuar rápidamente en caso de sospecha de exposición.

Conclusión

La procesionaria del pino representa un peligro significativo para los animales, especialmente a nivel ocular y oral en perros. Sus pelos urticantes pueden causar reacciones inflamatorias severas que, si no se tratan a tiempo, pueden derivar en úlceras corneales, pérdida de visión e incluso necrosis tisular.

La detección temprana y el tratamiento inmediato son esenciales para minimizar las complicaciones. Además, la prevención mediante el control ambiental y la vigilancia activa durante las épocas de riesgo puede reducir significativamente la incidencia de esta peligrosa afección.

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