La procesionaria del pino puede causar graves lesiones oculares en animales. Descubre cómo prevenir, detectar y tratar esta peligrosa afección oftalmológica.
La procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) es una oruga que se encuentra en los bosques de pinos y cedros de muchas regiones de Europa y otras partes del mundo. Su nombre proviene del comportamiento característico de desplazarse en fila, formando una «procesión» en busca de un lugar adecuado para enterrarse y completar su ciclo de desarrollo.
Estas orugas están cubiertas de pelos urticantes que contienen una toxina llamada thaumatopina, la cual puede causar graves reacciones inflamatorias en los animales que entran en contacto con ellas. Aunque pueden afectar diversas partes del cuerpo, el área ocular es especialmente vulnerable debido a la sensibilidad del tejido ocular y la tendencia de los perros y otros animales a explorar su entorno con el hocico.
El contacto con los pelos urticantes de la procesionaria puede provocar una serie de síntomas oculares en los animales, especialmente en los perros, quienes suelen ser los más afectados debido a su curiosidad y tendencia a olfatear y morder objetos extraños. Entre los síntomas más frecuentes a nivel ocular se incluyen:
En casos graves, si el contacto con la oruga es prolongado o los pelos alcanzan el interior del ojo, el daño ocular puede ser irreversible, comprometiendo la visión del animal.
Además del daño ocular, el contacto con la procesionaria puede provocar otros síntomas sistémicos, tales como:
En la imagen 1, se observa ojo derecho de un perro Beagle de 2 años con queratouveítis (inflamación de la córnea y la úvea), además de conjuntivitis, debido a una reacción alérgica por contacto con la procesionaria del pino. Se observa una pequeña úlcera en el limbo, teñida con fluoresceína (indicada en el círculo rojo).
Imagen 1
En las imágenes 2 y 3, ojos derecho e izquierdo de una perra Cocker de 7 años con queratoconjuntivitis (inflamación de la córnea y la conjuntiva), además de uveítis (inflamación intraocular), causada por la procesionaria del pino. Se aprecia enrojecimiento, hinchazón y molestias en ambos ojos.
Imagen 2
Imagen 3
En la imagen 4, ojo derecho de un perro Beagle de 2 años con queratouveítis (inflamación de la córnea y la úvea), junto con conjuntivitis, por contacto con la procesionaria del pino. Presenta una pequeña úlcera en el limbo, teñida con fluoresceína (indicada en el círculo rojo).
Imagen 4
Imagen 5, ojo derecho de una perra mestiza con conjuntivitis y queratouveítis (inflamación de la córnea y la úvea) como reacción alérgica tras el contacto con la procesionaria del pino. Se observa una úlcera profunda (indicada en el círculo rojo), con signos de infección.
Imagen 5
Finalmente, en la imagen 6 ojo izquierdo de una perra Beagle de 4 meses con inflamación severa de la córnea y la conjuntiva, además de uveítis (inflamación intraocular), provocada por la procesionaria del pino.
Imagen 6
La exposición a la procesionaria del pino ocurre principalmente en primavera, cuando las orugas descienden de los árboles para completar su ciclo biológico en el suelo. Los factores de riesgo más importantes incluyen:
Si un animal ha estado en contacto con procesionarias en su entorno y presenta síntomas oculares severos, es fundamental realizar un diagnóstico preciso para evitar complicaciones.
El diagnóstico de una lesión ocular por procesionaria del pino se basa en:
En casos de reacción sistémica grave, puede ser necesario realizar análisis de sangre y evaluación de otros órganos afectados.
El tratamiento debe iniciarse de inmediato para minimizar el daño ocular y sistémico. Las principales medidas incluyen:
En casos avanzados, puede ser necesaria la cirugía para tratar úlceras corneales profundas o lesiones graves en los tejidos circundantes.
El perro es el animal más comúnmente afectado por la procesionaria del pino debido a su comportamiento exploratorio y su tendencia a investigar objetos en el suelo con la nariz y la boca. Sin embargo, los gatos, caballos y otros animales también pueden verse afectados, aunque con menor frecuencia.
En los caballos, la inflamación ocular puede ser severa, y al ser animales que viven en espacios abiertos, pueden inhalar los pelos urticantes, lo que agrava la respuesta inflamatoria. En gatos, el contacto suele ser más raro debido a su naturaleza menos exploratoria en exteriores, aunque si se ven afectados, las lesiones pueden ser graves debido a la intensa respuesta inflamatoria felina.
La prevención es clave para evitar el contacto de los animales con la procesionaria del pino. Algunas medidas recomendadas incluyen:
En zonas de alta incidencia, los propietarios deben estar atentos a los síntomas y actuar rápidamente en caso de sospecha de exposición.
La procesionaria del pino representa un peligro significativo para los animales, especialmente a nivel ocular y oral en perros. Sus pelos urticantes pueden causar reacciones inflamatorias severas que, si no se tratan a tiempo, pueden derivar en úlceras corneales, pérdida de visión e incluso necrosis tisular.
La detección temprana y el tratamiento inmediato son esenciales para minimizar las complicaciones. Además, la prevención mediante el control ambiental y la vigilancia activa durante las épocas de riesgo puede reducir significativamente la incidencia de esta peligrosa afección.
Cómo debemos actuar ante la reacción alérgica provocada por la procesionaria del pino en nuestro perro. Una intervención rápida evitará complicaciones graves para su visión.
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La limpieza y atención urgente es clave en casos de herida por procesionaria. En casos de ulceración necrótica como el de Kowu es necesario operar para salvar la visión.