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Síndrome de Horner en perros: causas, diagnóstico y tratamiento

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Contenido médico revisado por Dr. Paco Simó, oftalmólogo veterinario de IVO. Última actualización: 18 Febrero 2025

«El síndrome de Horner en perros es un conjunto de signos clínicos neurológicos que incluyen miosis, enoftalmos y ptosis, indicativos de daño en el sistema simpático.»

¿Qué es el síndrome de Horner?

El síndrome de Horner es un trastorno neurológico que afecta el ojo y los músculos faciales de los perros, resultante de una disfunción en el sistema nervioso simpático, el cual es responsable de controlar varias funciones involuntarias del cuerpo, como la dilatación de las pupilas, el tono muscular y la posición del globo ocular.

Este síndrome no es una enfermedad en sí mismo, sino un conjunto de síntomas que indican un problema subyacente en los nervios que inervan la zona ocular.

El síndrome de Horner es relativamente común en perros y puede aparecer de manera repentina. Aunque puede afectar a cualquier perro, es más frecuente en ciertas razas y en perros de mediana edad.

Síntomas del síndrome de Horner en perros

El síndrome de Horner en perros se caracteriza por una serie de síntomas que afectan principalmente un lado de la cara y el ojo, incluyendo:

  • Pupila contraída (miosis): La pupila del ojo afectado aparece más pequeña que la del ojo no afectado.
  • Párpado caído (ptosis): El párpado superior del ojo afectado está visiblemente caído.
  • Ojo hundido (enoftalmos): El globo ocular parece retraído hacia la órbita, lo que puede hacer que el tercer párpado esté más elevado y cubra parte del ojo.
  • Elevación del tercer párpado: El tercer párpado se desplaza hacia arriba, cubriendo parcialmente el ojo afectado.
  • Pérdida de visión parcial: En algunos casos, puede haber una disminución de la visión en el ojo afectado.

Estos síntomas suelen aparecer de forma repentina y pueden causar una preocupación significativa en los tutores. Sin embargo, es importante recordar que el síndrome de Horner no suele ser doloroso para el perro.

Causas

El síndrome de Horner se produce debido a un daño en los nervios simpáticos que inervan el ojo y la cara. Las posibles causas incluyen:

  • Traumatismos: Lesiones en la cabeza, cuello o tórax que dañan los nervios simpáticos.
  • Tumores: Crecimientos en el cuello, el tórax o la base del cráneo que comprimen los nervios simpáticos.
  • Infecciones del oído: Infecciones severas del oído medio o interno que se extienden y afectan los nervios simpáticos.
  • Enfermedades vertebrales: Como la enfermedad del disco intervertebral, que puede comprometer los nervios.
  • Cirugías: Procedimientos quirúrgicos en la cabeza, cuello o tórax que dañan accidentalmente los nervios simpáticos.

En muchos casos, el síndrome de Horner se clasifica como idiopático, lo que significa que no se puede identificar una causa subyacente clara.

Diagnosticar el síndrome de Horner en perros

El diagnóstico del síndrome de Horner en perros se basa en la identificación de los síntomas clínicos y en la realización de pruebas diagnósticas para determinar la causa subyacente. Estas pruebas pueden incluir:

  • Examen físico completo: Para evaluar la salud general del perro y buscar signos de trauma o enfermedad.
  • Examen neurológico: Para identificar otras posibles afecciones neurológicas.
  • Pruebas oculares: Como la tonometría para medir la presión ocular y descartar otros problemas oculares.
  • Pruebas farmacológicas: La aplicación de gotas de fenilefrina en el ojo afectado puede ayudar a localizar la lesión nerviosa y confirmar el diagnóstico.
  • Imágenes avanzadas: Como radiografías, tomografía computarizada (“CT”) o resonancia magnética (“MRI”), para visualizar posibles tumores, lesiones o anormalidades estructurales en la cabeza, cuello o tórax.

En algunos casos, el veterinario puede recomendar una consulta con un oftalmólogo veterinario para un diagnóstico más especializado.

Tratamiento

No existe un tratamiento específico para el síndrome de Horner en sí mismo, ya que el enfoque terapéutico se centra en tratar la causa subyacente si se identifica. En los casos idiopáticos, donde no se encuentra una causa clara, el síndrome de Horner a menudo se resuelve por sí solo con el tiempo, aunque esto puede tardar desde varias semanas hasta meses. Durante este período, el veterinario puede recomendar tratamientos paliativos para aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida del perro.

Pronóstico y recuperación

El pronóstico para los perros con síndrome de Horner suele ser bueno, especialmente si no se identifica una causa patológica grave. La mayoría de los perros experimentan una resolución completa de los síntomas con el tiempo, aunque algunos pueden tener una recuperación parcial. Es raro que el síndrome de Horner reaparezca una vez que ha sido resuelto.

¿Es frecuente el síndrome de Horner en perros?

El síndrome de Horner puede afectar a diversas especies animales, pero es más común en perros. Algunas razas, como los Golden Retrievers, Labrador Retrievers, Shetland Sheepdogs, Weimaraners, Doberman Pinschers y Collies, parecen tener una mayor predisposición a desarrollar este síndrome.

Los perros de mediana edad, especialmente aquellos entre cinco y ocho años, son los más frecuentemente afectados. Aunque menos común, el síndrome de Horner también puede presentarse en gatos, caballos y otras especies.

¿Se puede prevenir?

La prevención del síndrome de Horner es difícil debido a que muchas de sus causas son idiopáticas o están relacionadas con lesiones accidentales o infecciones inesperadas. Sin embargo, mantener una buena salud general, realizar chequeos veterinarios regulares y tratar rápidamente cualquier infección del oído u otras afecciones puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar este síndrome.

En resumen, el síndrome de Horner es un trastorno neurológico que, aunque puede ser alarmante, generalmente tiene un buen pronóstico. Con una atención veterinaria adecuada, la mayoría de los perros afectados se recuperan bien, y es poco probable que el síndrome reaparezca.

El síndrome de Horner en perros en imágenes

En la imagen 1, Golden Retriever de 7 años con síndrome de Horner en el ojo derecho.

Primer plano de un ojo de perro con opacidad corneal severa, asociado a una posible enfermedad ocular. Bordes pigmentados y falta de brillo en el ojo.

Imagen 1

En la imagen 2, el mismo perro después de la aplicación de gotas con fenilefrina donde observamos la resolución de todos los síntomas.

Primer plano de un ojo canino con opacidad corneal central, después de tratamiento de fenilefrina

Imagen 2

En la imagen 3 podemos observar un perro mestizo macho de 11 años con síndrome de Horner en el ojo derecho.

Primer plano de un ojo canino con congestión conjuntival marcada y vasos sanguíneos prominentes, posiblemente debido a inflamación ocular severa.

Imagen 3

Imagen 4. El mismo perro después de la aplicación de gotas con fenilefrina donde observamos la resolución de todos los síntomas.

Primer plano de un ojo de perro después de ser tratado con fenilefrina, mostrando opacidad del cristalino y pérdida de transparencia visual.

Imagen 4

En la imagen 5 se observa el ojo de un Golden Retriever hembra de 7 años con síndrome de Horner en el ojo izquierdo.

Primer plano de un ojo canino con tinción de fluoresceína, destacando opacidad corneal, posibles úlceras y signos de daño en la superficie ocular.

Imagen 5

En la imagen 6, la misma perra después de la aplicación de gotas con fenilefrina donde observamos la resolución de todos los síntomas.

Primer plano de un ojo canino con opacidad corneal central pronunciada, indicando posible catarata o enfermedad ocular subyacente.

Imagen 6

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