En gatos mayores, especialmente si padecen insuficiencia renal, es muy importante controlar también la tensión arterial para evitar lesiones graves en la retina.
Gris es un gato doméstico macho de pelo corto que acudió al IVO porque desde hacía cuatro días chocaba con los objetos, no era capaz de saltar como hacía normalmente y estaba más quieto que de costumbre.
Gris tiene 11 años y ha vivido con su propietario actual desde que era un gatito. No ha salido nunca al exterior y no convive con otras mascotas. Está castrado y al día de vacunas, desparasitación y prevención de pulgas y gusanos.
En el momento de la visita, Gris comía, bebía, hacía sus necesidades con normalidad y no parecía tener molestias oculares. Según el propietario, padecía una enfermedad renal diagnosticada por su veterinario un año antes, que estaba bajo control sin medicación y con una dieta renal especial.
Gris estaba tranquilo pero receptivo. La frecuencia cardiaca y la auscultación torácica eran normales. No se detectó ningún soplo cardiaco ni ruidos pulmonares anormales. La temperatura corporal estaba dentro de la normalidad, así como su peso y rasgos corporales.
En el examen ocular no se observaron anomalías en los párpados ni en ninguna estructura extraocular. Tampoco se detectaron anomalías ni opacidades en la córnea, la cámara anterior o el cristalino. La prueba lagrimal de Schirmer resultó normal en ambos ojos.
El examen del fondo de ojo se realizó mediante oftalmoscopia indirecta y retinografía en ambos ojos.
A partir de la exploración oftalmológica completa detectamos los siguientes problemas:
Dada la dificultad para la exploración del segmento posterior mediante el examen de fondo ocular, se realizó una ecografía ocular que permitiera confirmar el diagnóstico de desprendimiento de retina.
Las imágenes resultaron compatibles con un desprendimiento de retina exudativo bilateral y una hemorragia vítrea:
Con el objetivo de evaluar las posibles causas del desprendimiento de retina, se realizaron análisis de sangre, análisis de orina y evaluación de la presión arterial.
El análisis de sangre confirmó un estadio inicial de enfermedad renal. El resto de parámetros no mostraron anomalías. Tampoco se apreciaron anomalías en el análisis de orina.
La presión arterial sí presentaba valores significativos:
La retina es una capa de tejido en la parte posterior del ojo que percibe la luz y envía las imágenes al cerebro. Se produce un desprendimiento de retina cuando la capa de la retina que es sensible a la luz (neuroretina) se separa de las capas de soporte (epitelio pigmentario). Esta separación se produce al entrar líquido entre ambas capas, ya sea por un desgarro o por un exudado.
Las posibles causas del desprendimiento de retina son diversas: retinitis, hipertensión arterial sistémica, traumatismos, tumores, coagulopatías, hipertiroidismo, policitemia entre otras.
En el caso de Gris, la presión arterial alta (por encima de los 170 mm HG) parecía indicar que la retinopatía hipertensiva era la causa de su hemorragia vítrea y del desprendimiento de retina exudativo en ambos ojos.
Las causas de la hipertensión arterial en gatos no se conocen muy bien porque los factores que contribuyen a ella son multifactoriales y muy complejos, aunque sí parece existir una relación con la enfermedad renal, en especial en gatos ancianos. Aunque la relación de causa-efecto es incierta, hasta el 75% de los los gatos con hipertensión arterial y retinopatía hipertensiva también tienen insuficiencia renal crónica.
La tensión arterial alta provoca daños en órganos vulnerables como los ojos, los riñones, el miocardio y el cerebro. En particular, tiene un efecto profundo en distintas partes del ojo, como son la retina y el nervio óptico.
Por este motivo se aconseja el tratamiento antihipertensivo para presiones arteriales altas en gatos (por encima de los 170 mm Hg), así como una dieta baja en sodio. El tratamiento con Amlodipino suele ser eficaz para disminuir la presión arterial, en ocasiones con efectos visibles en solo una semana.
Una vez controlada la presión arterial, la recuperación de la visión dependerá de las lesiones que ya se hubieran producido en la retina y en el nervio óptico, así como de lo rápido que se pueda conseguir este control.
Se inició tratamiento médico con Amlodipino para tratar la hipertensión y se continuó la dieta renal para tratar la enfermedad renal.
Una semana después de iniciado el tratamiento, la respuesta de amenaza, el reflejo de deslumbramiento y los reflejos pupilares se mantenían iguales.
En la retinografía se puede apreciar una reducción de la hemorragia del ojo derecho (las fotos adjuntas pueden no mostrar completamente la disminución de la hemorragia debido a los diferentes cuadrantes del fondo de ojo en la foto).
A las cuatro semanas de tratamiento, Gris ya había recuperado visión en el ojo derecho. La respuesta de amenaza, el reflejo de deslumbramiento y los reflejos pupilares en el ojo derecho ya eran normales, aunque en el izquierdo seguían iguales que al inicio del tratamiento.
En la retinografía, la hemorragia seguía presente pero se reducía en ambos ojos, si bien se apreciaba desprendimiento de retina completo en el ojo izquierdo.
La tensión arterial había disminuido de forma significativa:
A las 12 semanas de tratamiento, la respuesta a la amenaza, el reflejo de deslumbramiento y los reflejos pupilares seguían normales en el ojo derecho e iguales que al inicio del tratamiento en el ojo izquierdo. En la retinografía del ojo izquierdo ya no se detectaba hemorragia, pero sí se podía apreciar desprendimiento de retina parcial y signos de atrofia de la retina.
Gris ya ha recuperado visión en el ojo derecho, pero es posible que las lesiones que la hipertensión arterial produjo en el ojo izquierdo no sean reversibles.
Se evaluó una posible intervención para tratar el desprendimiento de retina, pero se desestimó por ser una intervención con mal pronóstico en estos casos.
Esperamos que Gris siga con un buen control de la hipertensión arterial que le permita recuperarse de su retinopatía. Le volveremos a ver en unas semanas.
Aunque inicialmente no suele provocar ceguera y el propietario de la mascota no suele darse cuenta, un desprendimiento de retina que no se trata correctamente puede provocar pérdida irreversible de visión, e incluso ceguera.
Si les ayudamos con pequeños cambios en su entorno, la mayoría de gatos podrán disfrutar de una vida feliz y tranquila después de haber perdido visión.
La colaboración entre veterinario generalista y el oftalmólogo facilita el diagnóstico y tratamiento de enfermedades sistémicas en pequeños animales (diabetes, hipertensión, infecciosas y leishmania)