La leishmaniosis es una enfermedad silenciosa cuyo control rutinario es clave para evitar consecuencias graves para la visión del perro o el gato afectado. La blefaritis granulomatosa, la blefaroconjuntivitis, uveítis o la epiescleroqueratitis son algunas de las enfermedades oculares asociadas a la leishmaniosis.
La Leishmaniosis es una enfermedad silenciosa de origen subtropical provocada por un parásito en la sangre que se transmite por la picadura de un insecto parecido al mosquito denominado flebótomo. Países como España, Portugal, Italia y otros países de la cuenca mediterránea son los más afectados por esta enfermedad.
En España es una enfermedad endémica. El incremento de la temperatura global y la escasez de lluvias han convertido a nuestro país, al igual que a otros del sur de Europa, en un lugar que favorece el desarrollo del flebótomo.
La leishmaniosis puede afectar al 35% de perros en algunas regiones de España, con graves consecuencias para su expectativa de vida
Se estima que en España, el 7% de la población canina está infectada (cada vez aparecen más casos en gatos) aunque en ciertas regiones la infección llega al 35%.
Según datos de un reciente estudio, la expectativa de vida para un perro enfermo es de 2 a 5 años según el 57% de los veterinarios, y de más de 5 años, según el 29%.
La prevención es clave para evitar el contagio pues no hay curación efectiva
No existe una cura efectiva contra esta enfermedad, una vez se contrae suele ser crónica, por lo que la prevención se convierte en el arma más eficaz para luchar contra ella. Los síntomas son muy variados, siendo los más frecuentes las lesiones en la piel, pérdida de apetito y de peso, fiebre, hemorragias nasales y problemas oculares.
En relación a este último aspecto, el IVO ha recopilado una serie de patologías oculares asociadas a la Leishmania con la finalidad de detectarlas y tratarlas a tiempo para que nuestras mascotas tengan mejor calidad de vida:
Muchas veces la blefaritis en la Leishmania, al contrario que otras blefaritis, evolucionan formando pequeños nódulos que a veces se pueden alcanzar los 3-5mm. En ocasiones esta patología provoca a su vez lesiones ulcerativas o erosiones en la piel que pueden llegar a sangrar.
Este tipo de blefaritis se caracteriza por la aparición de pequeños nodulos, engrosamiento y rugosidad de la conjuntiva (en lugar de ser fina y lisa).
Normalmente estas inflamaciones palpebrales y conjuntivales no causan picor, ni dolor.
Las epiescleroqueratitis son inflamaciones en las que la esclera y la córnea se engrosan, hay un aumento de los vasos sobre todo en la córnea (ojo más rojo) y, en ocasiones, pueden aparecer granulomas en la esclera o la córnea.
La uveítis es la inflamación de la úvea, una capa interna del ojo, y está formada por tres estructuras: el iris, el cuerpo ciliar y la coroides. La inflamación de la úvea por la leishmania es grave puesto que puede llevar a la perdida total de la visión del ojo afectado.
En la uveítis granulomatosa se forman pequeños nódulos en la úvea, el iris o en los cuerpos ciliares.
Para todas estas lesiones en los ojos existen tratamientos adecuados pero que en muchas ocasiones, van a ser crónicos puesto que la curación total de la leishmania muy poco frecuente. Ante todo es necesario tratar la leishmaniosis con medicación sistémica. Mediante medicación tópica (corticoides) ayudamos a eliminar los granulomas tanto en el interior del globo ocular como en la conjuntiva.
Es importante detectar estas enfermedades cuando solamente afectan a la parte más externa del ojo (conjuntiva o párpado) que no esperar que haya lesiones intraoculares pues van a ser más difíciles de tratar.
Así pues, la prevención (vacunas, collares, pipetas) de esta enfermedad y los controles rutinarios ayudarán a mejorar la calidad de vida de nuestras mascotas.