El síndrome de Horner en perros es un trastorno neurológico que afecta el ojo y los músculos faciales. Su diagnóstico temprano es clave para una recuperación exitosa.
Marley, una Golden Retriever de 14 años, fue llevada al IVO después de que sus propietarios notaran un cambio repentino en la apariencia de su ojo derecho. Observaban que sus párpados estaban más caídos de lo habitual y que el ojo parecía más hundido, con la membrana del tercer párpado claramente visible. Estos signos son característicos del síndrome de Horner, una afección neurológica que impacta el ojo y los músculos faciales. Anteriormente, Marley había sido sometida a análisis de sangre y radiografías, cuyos resultados fueron normales.
Durante un examen oftalmológico exhaustivo, se identificaron los siguientes síntomas en Marley:
Para descartar la presencia de tumores u otras anomalías que pudieran estar causando estos síntomas, se realizó una ecografía ocular. Los resultados fueron normales, sin evidencia de masas ni lesiones en el área ocular o circundante, lo que descartó patologías como masas retrobulbares, abscesos o anomalías estructurales que podrían comprometer la órbita.
Ante la ausencia de causas aparentes, se diagnosticó a Marley con síndrome de Horner idiopático. En medicina, el término «idiopático» se utiliza para referirse a condiciones cuya causa subyacente no puede ser identificada. Esto no significa que no exista una causa, sino que, tras realizar pruebas exhaustivas, no se logra determinar un origen específico para la enfermedad.
Decidimos aplicar un colirio con Apraclonidina hidrocloruro. Este tratamiento es particularmente eficaz para confirmar el diagnóstico de síndrome de Horner, ya que provoca una rápida mejoría de los síntomas en estos casos. Efectivamente, en menos de 10 minutos, el ojo de Marley recuperó su apariencia normal, lo que confirmó el diagnóstico de síndrome de Horner idiopático.
El síndrome de Horner, especialmente cuando es idiopático, suele resolverse espontáneamente con el tiempo. En el caso de Marley, la respuesta inmediata al tratamiento tópico sugirió que no eran necesarias intervenciones adicionales. Sin embargo, debido a la avanzada edad de Marley, se recomendó evitar pruebas complementarias más invasivas.
El diagnóstico y tratamiento oportunos del síndrome de Horner en Marley permitieron una rápida y efectiva resolución de los síntomas. Este caso subraya la importancia de una evaluación inmediata ante cualquier cambio repentino en la salud ocular de nuestras mascotas.
Aunque el síndrome de Horner idiopático suele resolverse espontáneamente con el tiempo, la duración de esta recuperación puede variar desde semanas hasta meses. En casos donde los síntomas persisten o empeoran, puede ser necesario realizar pruebas avanzadas para descartar causas subyacentes. Gracias a la atención adecuada y al cuidado de sus propietarios, Marley sigue disfrutando de una excelente calidad de vida.
Ojo derecho de Marley al inicio de la consulta. En esta imagen, se observa claramente la miosis (pupila contraída), la ptosis (párpado superior caído) y la elevación del tercer párpado, signos característicos del síndrome de Horner.
En la imagen 2, el ojo derecho de Marley después de la aplicación de gotas con Apraclonidina hidrocloruro muestra la resolución de todos los síntomas. Esta respuesta rápida confirma el diagnóstico de síndrome de Horner, descartando otras posibles causas que podrían requerir estudios más avanzados.
Las siguientes imágenes son fotografías de la ecografía ocular del ojo derecho de Marley donde todo se observa dentro de la normalidad. Las ecografías revelan estructuras oculares internas como el cristalino y la cámara posterior, sin signos de inflamación ni lesiones ocupantes de espacio, confirmando la normalidad del ojo derecho. Además, descartan la presencia de masas retrobulbares, abscesos o alteraciones estructurales que podrían explicar los síntomas.
Foto reciente de Marley enviada por su tutora.
El síndrome de Horner afecta el sistema nervioso simpático de varias especies. Aprende a identificar sus síntomas, las causas y los enfoques de diagnóstico y tratamiento.
A diferencia de los seres humanos, las mascotas no pueden decir qué síntomas tienen para que el oftalmólogo pueda detectar más fácilmente qué tipo de patología padece, elaborar un diagnóstico y aplicar el tratamiento más adecuado.
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