«El carcinoma de células escamosas ocular es un cáncer agresivo que afecta la visión y calidad de vida de los perros. La detección temprana es clave para un tratamiento exitoso.”
El carcinoma de células escamosas (CCE) es un tipo de cáncer que se desarrolla en las células escamosas, presentes en la capa más externa de la piel y en algunas membranas mucosas.
El carcinoma de células escamosas ocular en perros puede afectar diversas áreas del cuerpo, pero es particularmente relevante en la oftalmología veterinaria debido a su aparición en los párpados, la conjuntiva y la córnea. Aunque es menos común que en otras especies, el CCE ocular en perros puede ser agresivo y llevar a complicaciones significativas si no se diagnostica y trata a tiempo.
El CCE ocular en perros suele manifestarse como una masa ulcerada o una lesión elevada en los párpados, la conjuntiva o la córnea. Estas lesiones pueden tener un aspecto rugoso, con bordes irregulares, y es común que sangren o se infecten.
Los síntomas adicionales incluyen lagrimeo excesivo, secreción ocular purulenta, enrojecimiento y dolor ocular, que puede manifestarse en el perro como parpadeo constante, frotamiento del ojo o mantenerlo cerrado. Si no se trata, el CCE puede invadir los tejidos más profundos, incluyendo la órbita del ojo, lo que podría llevar a la pérdida de la visión o incluso del ojo.
La exposición prolongada a la luz ultravioleta (UV) es la principal causa del CCE ocular en perros, especialmente en aquellos con piel clara o despigmentada alrededor de los ojos.
Los perros que pasan mucho tiempo al aire libre, especialmente en climas soleados o en zonas de alta altitud, tienen un mayor riesgo de desarrollar este tipo de cáncer. Además, algunas razas de perros, como los Dálmatas y Bull Terriers, que tienen pelaje y piel claros, son más susceptibles a esta condición.
El diagnóstico del carcinoma de células escamosas ocular en perros requiere un examen oftalmológico completo. El veterinario utilizará herramientas como la lámpara de hendidura para examinar en detalle las estructuras del ojo y evaluar la extensión de la lesión.
Para confirmar el diagnóstico, se realiza una biopsia de la masa o lesión, que luego se envía para un análisis histopatológico (procedimiento que consiste en examinar al microscopio las células del tejido afectado para confirmar la presencia de cáncer y su tipo). Este análisis es crucial para diferenciar el CCE de otras condiciones oculares, como la queratitis crónica o el granuloma eosinofílico, que pueden presentar síntomas similares.
El tratamiento del CCE ocular en perros depende de la ubicación y el tamaño del tumor. La opción de tratamiento más común es la cirugía para extirpar la masa cancerosa. Si el tumor se detecta temprano y es pequeño, la cirugía puede ser curativa. Sin embargo, en casos más avanzados, puede ser necesario complementar la cirugía con crioterapia (congelación del tejido canceroso), radioterapia o quimioterapia tópica (por ejemplo, con mitomicina C o 5-fluorouracilo).
En situaciones graves, donde el tumor ha invadido profundamente o afecta la funcionalidad del ojo, puede ser necesaria una enucleación (extirpación del ojo) para asegurar la eliminación completa del cáncer y evitar su propagación.
El CCE ocular es más común en perros de pelaje claro, como el Dálmata y el Bull Terrier, y en aquellos con piel despigmentada alrededor de los ojos. Los perros que pasan mucho tiempo al sol, especialmente en regiones con alta exposición solar, están en mayor riesgo. La falta de pigmento en la piel alrededor de los ojos incrementa la susceptibilidad al daño por radiación UV, lo que facilita el desarrollo de CCE.
La prevención del CCE ocular en perros se enfoca en minimizar la exposición a la luz ultravioleta. Se recomienda limitar el tiempo que el perro pasa al sol, especialmente durante las horas de mayor radiación. Para perros con mayor riesgo, es aconsejable el uso de gafas protectoras contra los rayos UV o mantenerlos en áreas sombreadas.
Además, los exámenes oftalmológicos regulares son clave para detectar cualquier signo temprano de CCE, lo que permite un tratamiento más efectivo y menos invasivo. Aplicar protectores solares diseñados para mascotas en las áreas alrededor de los ojos también puede ser una medida preventiva útil.
En la imagen 1, se observa el ojo de un carlino con un carcinoma de células escamosas corneal. La masa de apariencia rosada y ulcerada está localizada en la córnea, mostrando vasos sanguíneos prominentes que la irrigan, característicos de esta neoplasia ocular.
En la imagen 2, se observa el ojo derecho de un bulldog inglés afectado por un carcinoma de células escamosas corneal. Se aprecia una masa blanquecina y ulcerada, con bordes irregulares y vasos sanguíneos visibles que irrigan la lesión, característica de esta neoplasia agresiva.
En la imagen 3, se observa el ojo izquierdo de un bulldog francés con un carcinoma de células escamosas corneal avanzado. Se aprecia una masa prominente, ulcerada y de coloración rojiza, con bordes irregulares y opacidad corneal, características de esta neoplasia.
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Las gafas para perros son necesarias en perros con determinados problemas oculares (o predisposición a padecerlos) que frecuentan entornos de alta exposición a los rayos UVA. Por ejemplo, playa, mar o alta montaña.
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