Al igual que otras especies, los equinos pueden tener cataratas. Si éstas dificultan la visión, también existe la opción de practicar una cirugía para recuperarla, llamada facoemulsificación del cristalino.
La catarata es la pérdida de transparencia o emblanquecimiento del cristalino, la lente interior del ojo, que está situada justo detrás del iris.
La transparencia del cristalino sano se mantiene gracias a un balance osmótico.
Su pérdida de transparencia es un proceso que ocurre de forma natural con el envejecimiento, aunque también pueden originarse por causas congénitas, hereditarias, metabólicas, tóxicas o traumáticas, entre otras.
Cuando la catarata se está formando, la pupila parece más blanquecina.
Normalmente, las cataratas en caballos mayores se forman de manera lenta y progresiva. En cambio, en potros y caballos jóvenes pueden desarrollarse en muy poco tiempo.
Se trata de la anomalía oftalmológica congénita más frecuente en potros.
Es aconsejable realizar la cirugía en cuanto la pérdida de visión interfiera en la vida del equino, y siempre que produzca otras complicaciones, como pueden ser una luxación del cristalino, inflamación ocular o glaucoma.
Como regla general, operar las cataratas en una fase inicial disminuye el riesgo de complicaciones quirúrgicas y permite asegurar mejor la recuperación visual.
La cirugía de catarata tiene como objetivo extraer el cristalino que impide la visión y sustituirlo por una lente intraocular.
Hay diferentes técnicas quirúrgicas. La técnica de elección en equinos es la facoemulsificación del cristalino.
Antes de realizar la cirugía se debe realizar un examen ocular completo, que incluye:
La cirugía en sí tiene una duración aproximada de 30-45 minutos, durante los cuales el paciente está bajo anestesia general.
El pronóstico es favorable, siempre y cuando el postoperatorio evolucione correctamente.
Para abordar la cirugía de facoemulsificación del cristalino en un équido, se induce la anestesia general en el box de inducción, a continuación se traslada a quirófano y se le coloca sobre la mesa de quirófano en decúbito lateral. En quirófano se realiza un bloqueo neuromuscular mediante una inyección llamada retrobulbar, que sirve de anestesia local y permite controlar el movimiento del globo ocular.
A partir de una pequeña incisión en la córnea y otra en la cápsula anterior del cristalino, se introduce el facoemulsificador, que es el aparato que disuelve y aspira el cristalino opacificado.
Una vez extraída la catarata, se introduce la lente intraocular más adecuada a cada paciente, que puede ser de +14 o 18 dioptrías, y se cierra la incisión de la córnea.
En ocasiones, debido a patologías previas en el ojo o a complicaciones quirúrgicas, puede no ser aconsejable el implante de la lente intraocular.
La recuperación de la visión suele producirse en un periodo de entre una a cuatro semanas y el paciente llega a tener una visión prácticamente normal.
El pronóstico es favorable siempre y cuando no haya complicaciones quirúrgicas ni postoperatorias.
Las complicaciones que pueden aparecer tras la cirugía de catarata en un equino son muy parecidas a las de otras especies: glaucoma, desprendimiento de retina o infección intraocular.
Después de una cirugía de cataratas es importante evitar:
En la primera visita en équidos buscamos conocer con detalle el estado de los ojos del paciente con una exploración completa desde los párpados y la superficie ocular hasta el cristalino y el fondo ocular.
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Una herida en la superficie del ojo que llega a infectarse puede requerir de un transplante corneal para recuperar visión.