Contenido médico revisado por Dr. Paco Simó, oftalmólogo veterinario de IVO. Última actualización: 5 Noviembre 2024
“Las enfermedades orbitarias son afecciones que comprometen la cavidad que rodea el ojo en diversas especies animales. Estos problemas pueden causar exoftalmos, dolor y disminución de la movilidad ocular. Un diagnóstico temprano es clave para evitar complicaciones.”
¿Qué son las enfermedades orbitarias?
Las enfermedades orbitarias son afecciones que afectan la cavidad orbitaria, el espacio que rodea el globo ocular y que contiene músculos, nervios, vasos sanguíneos y tejidos conectivos que sostienen y protegen el ojo. Estas enfermedades pueden ocurrir en varias especies, incluidos perros, gatos, caballos y conejos, aunque la prevalencia y la presentación pueden variar según la anatomía específica de cada especie.
Las enfermedades orbitarias pueden causar síntomas graves como protrusión del ojo (exoftalmos), dolor, disminución de la movilidad ocular, y en algunos casos, pérdida de visión. Es fundamental diagnosticar y tratar estas afecciones a tiempo para preservar la salud ocular y general del animal.
Síntomas comunes de las enfermedades orbitarias
Los síntomas comunes de las enfermedades orbitarias, que pueden afectar a todas las especies, incluyen:
Exoftalmos: Protrusión del globo ocular hacia afuera, lo que da al ojo una apariencia abultada. Este es uno de los signos más evidentes de una afección orbital.
Dolor al abrir la boca: Dado que la cavidad orbital está cerca de los músculos masticadores, los animales pueden mostrar resistencia o dolor al abrir la boca, lo que puede llevar a problemas para comer.
Protrusión de la membrana nictitante: La membrana nictitante (tercer párpado) puede moverse hacia arriba, cubriendo parcialmente el ojo afectado, un signo común de inflamación o presión dentro de la órbita.
Estrabismo: Desviación del ojo afectado, lo que indica un desplazamiento de las estructuras dentro de la órbita.
Pérdida de la movilidad ocular: La inflamación dentro de la órbita puede limitar el movimiento del ojo afectado, haciéndolo menos móvil que el ojo sano.
Enoftalmos: En casos donde una masa o lesión está ubicada anteriormente en la órbita, el ojo puede parecer retraído.
Secreción ocular: La presencia de secreción purulenta o mucopurulenta es común, especialmente si hay una infección subyacente.
Fiebre: La fiebre puede estar presente si la causa subyacente es una infección, reflejando la respuesta inflamatoria del cuerpo.
Posibles causas de las enfermedades orbitarias
Las enfermedades orbitarias en animales pueden tener diversas causas, dependiendo de la especie y las condiciones particulares. Algunas de las causas más comunes incluyen:
Abscesos y celulitis retrobulbares: Estas infecciones, generalmente bacterianas, se desarrollan detrás del globo ocular y son comunes en perros, gatos, conejos y, menos frecuentemente, en caballos. A menudo resultan de infecciones en estructuras cercanas, como los dientes, los senos paranasales o el paladar.
Neoplasias orbitarias: Los tumores que se desarrollan en los tejidos de la órbita o que han metastatizado desde otras partes del cuerpo pueden afectar a todas las especies mencionadas. Estos tumores pueden ser benignos o malignos, y su progresión varía. En gatos y caballos, los tumores orbitarios suelen ser malignos, como el linfoma.
Cuerpos extraños: Objetos como semillas, espinas, astillas de madera u otros materiales que penetran en la órbita a través de la boca o la conjuntiva pueden causar inflamación y abscesos. Esto es más común en perros y gatos, pero también puede ocurrir en conejos y caballos.
Quistes orbitarios: Los quistes pueden ser congénitos o adquiridos y pueden causar exoftalmos y dolor en todas las especies. Estos quistes pueden ser relativamente raros pero pueden causar síntomas significativos si crecen o se inflaman.
Miopatías inflamatorias: Enfermedades que inflaman los músculos alrededor de la órbita, como la miositis eosinofílica, pueden afectar a perros y, en menor medida, a otras especies.
Anomalías vasculares: Condiciones como fístulas arteriovenosas, aunque raras, pueden provocar un exoftalmos pulsátil y otros síntomas orbitarios en varias especies, incluidos perros y caballos.
Pruebas diagnósticas
El diagnóstico de las enfermedades orbitarias requiere una evaluación exhaustiva que puede incluir:
Examen físico y oral: Un examen detallado de la boca y los dientes es crucial, especialmente en perros, gatos y conejos, para detectar infecciones dentales o masas en el paladar que puedan extenderse a la órbita.
Ecografía orbitaria: Esta técnica es útil para diferenciar entre masas sólidas y estructuras llenas de líquido en la órbita, y se aplica en todas las especies.
Radiografías dentales y de cráneo: Especialmente en conejos y gatos, las radiografías pueden ayudar a evaluar las estructuras dentales y la posible extensión de una infección.
Tomografía computarizada (CT) o resonancia magnética (MRI): Estas técnicas avanzadas son útiles para obtener una visión detallada de la órbita y sus estructuras en todas las especies mencionadas. Son especialmente útiles en casos de neoplasias o abscesos complejos.
Punción guiada por ecografía: Si se sospecha de un absceso, se puede realizar una punción para obtener muestras de pus que se cultivan para identificar las bacterias responsables y determinar la sensibilidad a los antibióticos. La punción ecoguiada también puede ser útil para recoger muestras citológicas en casos de inflamaciones no infecciosas o sospechas de tumores
Tratamiento
El tratamiento de las enfermedades orbitarias depende de la causa subyacente y puede incluir:
Abscesos retrobulbares: Requieren drenaje quirúrgico y tratamiento con antibióticos sistémicos. En conejos, perros, y gatos, esto puede implicar una incisión a través del paladar o detrás del último molar para permitir que el pus drene hacia la cavidad oral. Es fundamental dejar la herida abierta para asegurar un drenaje continuo.
Neoplasias: El tratamiento de los tumores orbitarios puede incluir cirugía para extirpar la masa. En casos avanzados, puede ser necesaria la enucleación (extracción) del ojo, especialmente en gatos y caballos. El pronóstico depende del tipo de tumor y su malignidad.
Cuerpos extraños: Deben ser removidos quirúrgicamente. Dependiendo de la ubicación y tamaño del cuerpo extraño, la extracción puede realizarse sin necesidad de enucleación, aunque en algunos casos, como en caballos o perros grandes, esto puede ser necesario.
Quistes y anomalías vasculares: Pueden requerir cirugía para su eliminación, dependiendo de su tamaño y efecto sobre el ojo y la visión del paciente.
¿En qué animales son más frecuentes las enfermedades orbitarias?
Las enfermedades orbitarias pueden afectar a cualquier especie, pero algunas son más frecuentes en ciertos animales:
Perros: Son propensos a abscesos retrobulbares, especialmente si tienen tendencia a masticar objetos extraños, así como a neoplasias en edades avanzadas.
Gatos: Tienen mayor riesgo de neoplasias orbitarias, particularmente malignas, y pueden desarrollar abscesos secundarios a infecciones respiratorias crónicas o problemas dentales.
Caballos: Pueden desarrollar neoplasias orbitarias, como el carcinoma de células escamosas, y son susceptibles a cuerpos extraños que se introducen a través de la cavidad oral o nasal.
Conejos: Son particularmente vulnerables a abscesos retrobulbares debido a infecciones dentales, que son comunes en esta especie debido a la naturaleza continua del crecimiento dental.
¿Se puede prevenir?
La prevención de las enfermedades orbitarias en animales se centra en evitar los factores de riesgo conocidos y mantener una buena higiene:
Higiene oral: Mantener una buena higiene dental y realizar exámenes regulares puede ayudar a prevenir infecciones dentales que pueden propagarse a la órbita, especialmente en perros, gatos y conejos.
Evitar objetos peligrosos: Impedir que los animales mastiquen objetos duros o pequeños que puedan penetrar en la órbita o causar lesiones que lleven a infecciones es clave, particularmente en perros y gatos.
Vigilancia temprana: Ante cualquier signo de infección o inflamación alrededor de los ojos, la nariz o la boca, es fundamental acudir rápidamente al veterinario para un diagnóstico y tratamiento temprano, ya que la intervención temprana puede prevenir complicaciones graves.
En resumen, las enfermedades orbitarias pueden presentarse en perros, gatos, caballos, conejos y otras especies. Con un diagnóstico y tratamiento adecuados, muchas de estas afecciones pueden gestionarse de manera efectiva, preservando la salud ocular y general de nuestros animales. La prevención y la detección temprana son esenciales para minimizar el impacto de estas enfermedades.
Las enfermedades orbitarias en imágenes
En la imagen 1, ojo de un perro con hiperemia conjuntival marcada y leve protrusión de la membrana nictitante, indicativos de inflamación orbital. Podría estar relacionado con una infección, trauma o afección orbital subyacente.
Imagen 1.
En esta segunda imagen, Gato con proptosis ocular severa, necrosis de los tejidos perioculares y úlcera corneal con exudado. Estas características sugieren un trauma grave o infección orbital avanzada con posible absceso o la existencia de tumores orbitarios.
Imagen 2
En la imagen 3, perro con exoftalmos unilateral y ulceración corneal en el ojo izquierdo, teñido con fluoresceína, junto con secreción purulenta. Estos signos indican una infección retrobulbar o neoplasia con posible daño corneal.
Imagen 3.
En esta última imagen, ojo de perro con inflamación de la conjuntiva con secreción mucopurulenta, opacidad corneal con signos de sequedad por imposibilidad de parpadeo completo, probablemente causada por un absceso retrobulbar, neoplasia o trauma severo que compromete la salud ocular.
Nala, un Labradoodle de 3 años, superó un absceso retrobulbar gracias a una intervención oportuna y tratamiento postoperatorio. Su visión y salud ocular fueron restauradas.
El absceso retrobulbar es una acumulación de pus detrás del globo ocular. Aprende a identificar sus síntomas y conocer sus causas y tratamientos.
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