El glaucoma es una enfermedad ocular que padecen millones de personas en todo el mundo pero, ¿y los animales? ¿Pueden tener esta patología?
Desde el IVO se ha querido concienciar a todas las personas de la necesidad de que sus animales de compañía visiten el oftalmólogo de forma periódica. El motivo no es otro que el de diagnosticar y prevenir a tiempo esta enfermedad que, de no tratarse a tiempo, puede ocasionar ceguera.
Y es que se trata de una patología que no da síntomas hasta que está muy avanzada, dañando progresivamente el nervio óptico. En el caso de los perros y los gatos el glaucoma puede tener causas genéticas (glaucoma primario) o aparecer tras un traumatismo o una enfermedad (glaucoma secundario).
En los perros, es más habitual el glaucoma primario o genético. Razas como los Cocker, el Bichón Maltés o el Bulldog Francés están más predispuestos a desarrollar esta enfermedad. En los gatos, en cambio, el tipo secundario suele ser más común y suele está ocasionado por otros problemas como las uveítis crónicas o luxaciones de cristalino.
En el caso del glaucoma primario, se debe a causas genéticas o anatómicas que impiden la correcta circulación del humor acuoso dentro del ojo. El humor acuoso es un líquido que baña las estructuras oculares y se va renovando continuamente para mantener las propiedades ópticas del ojo. Se fabrica en una parte del ojo y se elimina por otra, pero en algunos casos puede haber dificultades para la salida, con lo que el exceso de líquido provoca un aumento de la presión intraocular, y un daño irreversible en el nervio óptico.
Para tratar esta enfermedad, detectarlo a tiempo es fundamental pues la visión perdida no se recupera. En la actualidad, el único factor de riesgo conocido es la presión intraocular alta, que se puede evitar en mediante tratamientos médicos y quirúrgicos que tienen como objetivo conservar la visión, no recuperarla.
El glaucoma en mascotas apenas provoca síntomas y la experiencia indica que las mascotas no comienzan a dar signos evidentes de ceguera hasta que ésta está ya muy avanzada. El animal con glaucoma se va adaptando a la pérdida de campo visual sin darse cuenta siendo cada vez más dificultoso desenvolverse de forma normal. Por esto, el IVO aconseja realizar exploraciones regulares para detectarlo a tiempo y aplicar el tratamiento más adecuado.
Algunos casos de glaucoma en perro se pueden tratar con medicación, otros requieren cirugía, y otros, como en el caso de Deisy, soluciones distintas en uno y otro ojo.
Kyla padecía un glaucoma secundario a luxación de cristalino en ambos ojos. Tras confirmar que no podría recuperar visión se le realizó cirugía de evisceración y colocación de prótesis oculares (ojos artificiales) para para evitar el dolor y mejorar su calidad de vida.
El IVO es un centro de referencia cuya misión es la de colaborar activamente con los centros veterinarios para ofrecer la mejor atención oftalmológica a sus pacientes.